Sí, he estado demasiado tiempo sin actualizar el blog. Pero es que en octubre de 2020 fui madre y desde entonces he ido bastante a trompicones en general. De hecho, pasé los primeros trimestres del embarazo confinada y trabajando en casa, moderando mesas, presentando eventos… Parada no estuve pero el reengancharme a la vida (también a la laboral) después no ha sido un camino de rosas. Este enero tuve la oportunidad de participar de un proceso de selección como consultora de comunicación para Ineco, en servicio para Ontsi, el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, dependiente de red.es (y por tanto, de la secretaría de estado de inteligencia artificial y de vicepresidencia económica). Y me seleccionaron. Durante unos meses pausé todas las colaboraciones porque trabajábamos a todo gas. Elaboramos, desde finales de enero 15 informes sobre cómo es el impacto de la tecnología y la digitalización en la sociedad a fin de inspirar políticas públicas que ayuden a incluir a todos. Coordiné trabajos interesantísimos mano a mano con gente brillante y capaz. Actualmente sigo formando parte de este proyecto aunque he decidido volver a escribir artículos porque creo que es una buena manera de seguir teniendo un pie en lo que pasa. Me sentiría muy mal si dejara de formar parte de las voces que intentan cambiar las cosas para tener un mundo más habitable. Durante unos meses pensé que esta puerta estaba cerrada pero lo cierto es que necesito sentir la utilidad, la vocación de servicio, y creo que de esta forma podré hacerlo. Estas semanas intentaré recuperar algunos de los artículos que he ido escribiendo en El País. Y en paralelo, seguiré tejiendo historias. Nos vamos leyendo.