
Viajar con conciencia
El turismo sostenible reivindica cambios reales y de raíz en el sector público y privado
Publiqué este reportaje con motivo de la feria Expotural en El País en 2018. El ‘peligro’ del llamado turismo sostenible. Porque el turismo no siempre lo es aunque use esa etiqueta. Y eso es un peligro para los que lo hacen bien.
Hay términos que de pronto se ponen de moda. Y que se usan tanto que los que se ajustan a él prefieren encontrar sinónimos. Es lo que pasa con la sostenibilidad en el turismo. “El turismo sostenible no es un tipo, es la meta de todos”, explica Alfonso Polvorinos, director de la revista El Ecoturista y director del foro internacional de turismo sostenible y de naturaleza de Expotural. “Es un asunto que debe ocurrir detrás del mostrador, en la parte que no se ve, pero todos lo sacan afuera para venderlo. Este compromiso es para siempre, no te subes a esto y luego te bajas”, explica Chus Blázquez, gerente de Rutas Pangea, organizadores de viajes en bicicleta por Europa.
El todo incluido es lo contrario a la sostenibilidad
La ONU señala 2030 como el año en que los países deben garantizar el impacto positivo de los viajes en el territorio, la sociedad, la cultura local y el medio ambiente. Hay empresas que han inoculado los llamados ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en su ADN. Pero hay un índice altísimo de ‘greenwashing’ (‘ecopostureo’, según Fundeu), en el sector. “Demasiadas marcas lo están usando de forma masiva para vender sus productos”, critica Fernando Prieto, director general del Observatorio de Sostenibilidad. José María de Juan Alonso, cofundador del CETR (Centro Español de Turismo Responsable) comparte esta opinión. “En este tema hay mucha falsedad”, zanja. 2017 fue elegido por las Naciones Unidas como el Año del Turismo Sostenible, pero la web de Turespaña ni lo menciona.
El éxito no puede el número de turistas, sino su impacto en el territorio
España está absorbiendo gran parte del turismo de países del Mediterráneo menos seguros. El Gobierno se felicita del éxito por el aumento de número de viajeros pero no indica, no mide y no parece importarle que un mayor número de turistas también suponga más impacto concentrado en tiempo y espacio en un territorio. Se esquilman los recursos naturales, los ecosistemas se ven sometidos a más presión, al igual que los trabajadores, que tienen que asumir más trabajo sin más rédito. “La costa está cerca del colapso y muchas empresas son cómplices. Hay muchas construcciones a pie de playa, en los cauces de los ríos que creen que con poner parches con acciones puntuales de RSC basta”, remarca Prieto. Algunos modelos como los todo incluido y los cruceros además de generar mucho desperdicio alimentario y no consumir local, impactan negativa y notablemente en un territorio.
La sostenibilidad no es un compromiso al que te subes y luego te bajas

Turismo sostenible en la Sierra de Madrid
Tanto en Sierra Norte como en la de Guadarrama tienen un fuerte compromiso con esta forma de moverse. Su preocupación por una sobreexplotación de los recursos cuando se les dio el título en 2013 de Parque Nacional, les hizo replantear su turismo y, además de cuidar los pasos que se daban por el monte, hacer que todos esos visitantes tuvieran un impacto positivo en el resto del territorio. “Para nosotros no puede haber calidad si las cosas no son sostenibles”, apunta Miguel Ángel Jara, portavoz de la Asociación de Desarrollo Sierra de Guadarrama (ADESGAM), adherida a los ODS 2030 y que coordina desde hace 16 años 13 municipios en el desarrollo socioeconómico del territorio. Al lógico interés por el medioambiente le añadieron un compromiso con la comunidad local, su cultura y su gastronomía. Así nació ‘Los paisajes de la sierra se sientan a la mesa’, donde las dos sierras se dan la mano para alojar y dar de comer a los visitantes y que éstas tuvieran interés por los productores que están detrás. También se han creado rutas urbanas culturales, caminos accesibles y un ‘sendero por la paz’, un camino indicado para practicar senderismo de atención plena o ‘mindfulness’.

2017 fue el año del turismo sostenible y España no hizo nada
Aunque el Gobierno central esté poco comprometido con el asunto, a nivel local sí que hay movimiento. Asturias fue de las primeras en marcarse un Horizonte 2020 para el turismo sostenible que redefine al tipo de turista que quieren recibir el Ayuntamiento de Elche acaba de publicar una guía sobre territorios turísticos responsables. Otro buen ejemplo es la Diputación de Teruel, que previó el impacto que podía tener la declaración de Albarracín como uno de los pueblos más bellos de España si no se hacía de forma ordenada. “Para nosotros turismo sostenible es hacer las cosas de forma natural, desde trabajar el kilómetro cero a que los trabajadores tengan buenas condiciones”, apunta la técnico de turismo de la Diputación Mar Villacampa. Acaban de lanzar el premio ‘Teruel Siente’ para formar empresas en la materia y premiar las mejores iniciativas.
La llegada masiva de turistas tiene un gran impacto en el territorio

El engaño en las certificaciones
Una de las desventajas que tienen las empresas turísticas es que su dependencia de proveedores les hace más difícil ser sostenibles siempre. “Las empresas debemos velar la coherencia y consistencia a lo largo del tiempo. Tienes que trabajar con quien se alinee con tu filosofía, porque no siempre puedes fiarte de las certificaciones, hay mucho engaño ahí”, explica el responsable de Rutas Pangea, que trabajan con empresas de autobús, alojamientos y restaurantes. Blázquez reconoce que están constantemente readaptándose. “En vez de meter agua y bocadillos en los viajes, ahora paramos en los pueblos para consumir local y generar impacto en el territorio”.
Hay iniciativas locales, públicas y privadas, muy comprometidas
Hay muchas empresas privadas marcando un buen rumbo. El CETR tiene entre sus miembros a la consultora de turismo responsable Koan, que trabaja con empresas y gobiernos, a Rutas Pangea y a la agencia de viajes de aventura Mint57º, que compensan la huella ecológica de cada viaje. Éstos mencionan algunos proyectos reseñables por sus buenas prácticas como la ruta por el prepirineo El Cinquè Llac, el turismo de observación de estrellas Astroandalus, Iberus Medioambiente, que trabaja con el lince y las aves, los albergues Actio Activitats, Orbela Beintza, el Mirador de Babia o Quei Vitorino. Todas ellas, además de cuidar el aspecto social e impactar positivamente en el territorio, están comprometidas con la producción local. “No nos podemos permitir el derrotismo. La mayoría de empresas que hacen las cosas bien, les va bien, a su escala, pero bien”, resume Blázquez.
HOTELES RESPONSABLES
Mónica Vallejo es la gerente de una antigua pensión que rehizo por completo para ser medioambientalmente responsable. La ‘Eco Boutique’ Hostal Grau tiene 25 habitaciones (una de ellas, con reducción de ondas electromagnéticas) donde se cuida la eficiencia energética, la huella de carbono, los muebles, la pintura y barnices del espacio y que los productos que se sirvan sean kilómetro cero. “Muchos hoteles dicen ser ‘green’, pero el discurso es poco profundo. Yo he hecho con mi hotel de 25 habitaciones cinco veces más de lo que han hecho los grandes. Y mis clientes vienen por eso, porque se lo creen”, resume Vallejo.
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